Una columna falsa

Por: Víctor Herrera / @vherreram

No acostumbro a escribir en este espacio en primera persona ni a abordar situaciones que me hayan ocurrido de forma personal, sin embargo, creo que debo hacerlo esta vez por el respeto que profeso por los lectores, lo que ha implicado el presentar siempre nuestra opinión sobre fundamentos lo más objetivo posibles. Considero que debo hacer una excepción porque nos parece de la mayor importancia denunciar la manera como algunas personas inescrupulosas y malintencionadas han actuado para manipular la información sin detenerse en enlodar la reputación, el buen nombre o la credibilidad de un periodista que, entre otras cosas, tiene en ello su principal patrimonio.

En efecto, desde hace unos pocos días viene circulando en las redes sociales y en varios grupos de Wasap una columna que tiene mi nombre como su autor, lo cual es totalmente falso. El artículo se refiere a la existencia de un presunto “Cartel del Covid” en Barranquilla en donde estarían involucrados “…una red de clínicas privadas, laboratorios, funcionarios de la secretaría de salud y funerarias…” y luego, de manera irrespetuosa e injuriosa, arremete contra el alcalde de Barranquilla y la gobernadora del Atlántico. Al respecto y como abogado, que también soy, conozco la responsabilidad ética y legal que implica el ejercicio del periodismo.

Si bien un axioma de este oficio reza que “Los hechos son sagrados y la opinión es libre”, este tipo de artículos deben ser afirmados y firmados por quien los redacta verdaderamente y no, como ha sucedido, situar en mi pluma lo que realmente no he escrito, independientemente de su contenido. Desafortunadamente hemos venido asistiendo a la presencia mediática de una nueva especie de comunicadores (que no periodistas) que, aprovechándose de una hipotética libertad de expresión, se dedican de mala fe – por ejemplo, haciendo aparecer un artículo como si fuera de autoría de otro, como en mi caso – a despotricar contra quienes consideran sus enemigos.

Ya estamos intoxicados de tantas noticias falsas (Fake News) que mucho daño le hacen a los ciudadanos que quieren informarse de manera veraz e imparcial como es su derecho fundamental. Estamos ciertamente saturados del estallido, multiplicación y sobreabundancia de información literalmente contaminada, envenenada, llena de mentiras o seudo verdades, mercantilizada, viciada por los rumores, las desinformaciones, las distorsiones y las manipulaciones para entrar ahora también en la etapa de las columnas de opinión falsas.

Nuestra humilde trayectoria periodística en Televisión nacional y regional, en Radio y en Prensa ha contado con la generosidad de unos directores que me han permitido, a través del tiempo, mantener una columna de opinión en las páginas editoriales de medios escritos como el Diario del Caribe en su momento, luego El Heraldo y, desde hace algunos años, Diario La Libertad, que son reproducidas además por varios portales de noticias. No tengo sino palabras de agradecimiento hacia ellos y por lo mismo me obligo a salir en defensa de nuestra credibilidad.

Sin embargo, aunque trataron de hacer un daño –pues la capacidad de maldad al publicar copiosamente la falsa columna de manera malintencionada es superior a la nuestra para poder rectificarla en todos los ámbitos– y quizás por aquello de que: “No hay mal que no traiga su bien”, he recibido, en cambio, una abrumadora muestra de solidaridad y reconocimiento sobre nuestro trabajo serio y responsable de muchísimos colegas, lectores, televidentes, oyentes y amigos que siempre han visto como, aunque incluso con nuestras naturales equivocaciones y defectos, hemos tratado de ejercer un periodismo de buena fe, como nos lo enseñaron, desde muy joven, mi padre y mis hermanos mayores.