¿Indisciplina social o hambre?

¿Indisciplina social o hambre?

Por: Víctor Herrera / @vherreram

Se ha venido insistiendo en que la “indisciplina social” (tomada aquí como salir a la calle a buscar ingresos no como irresponsabilidad) es el factor que ha disparado los casos de Covid-19 en el Atlántico. Sin embargo, no podemos exigir disciplina social o cultura ciudadana a quien está pasando hambre junto a su familia. De hecho, la muy conocida “Pirámide de las necesidades” de Maslow sobre motivación humana enseña que solo se atienden las necesidades superiores (comportamiento social y autorrealización, entre otras) cuando se han satisfecho las necesidades básicas, (alimentación, agua, seguridad física y de recursos, vivienda, etc.). Es tanto, que en la legislación colombiana el denominado “Estado de Necesidad” es considerado un eximente de responsabilidad penal.

Debemos comprender que no es verdad que en este prolongado confinamiento obligatorio “todos estamos en el mismo barco”. Creemos que, para continuar con este símil, realmente estamos en medio de gigantescas olas de una descomunal tormenta en donde, por un lado, unos pocos permanecen en sus yates de lujo o sus ostentosas casas de verano resguardados y seguros (son los poderosos que están aprovechando ahora para hacer inversiones e incrementar aún más su riqueza); Por el otro, un nutrido grupo de personas a bordo de numerosas y pequeñas canoas a punto de zozobrar (los de la clase media perdiendo sus empleos). Literalmente están “pasando el Niágara en bicicleta”; Y, finalmente, una inmensa mayoría que están “tirando brazo” desde el principio y están más que extenuados (los informales y sus familias que dependen de los recursos que consiguen cada día en la calle) porque llevan 70 días “confinados” en sus casas y aún les faltan 30 más. ¡¡Están pasando física hambre…!!

Entonces, lo que toca es salvar vidas por el coronavirus y también por el hambre. ¿Cómo…?

En primera instancia, para los pacientes de Covid 19 están no solo las camas de los hospitales y clínicas, además de las 600 del centro de convenciones, sino también las 6.000 camas de los hoteles de la ciudad que permanecen cerrados pero que pueden contratarse. Por otra parte, ya hay en el mercado ventiladores criollos o importados con precios asequibles.

Y en cuanto a los que padecen hambre, y que no queremos que salgan, hay que organizar la entrega de ayudas que van desde mercados y bonos hasta la exoneración del pago de servicios públicos e impuestos, mientras vayan retornado a sus fuentes de ingreso.

¿Y el dinero? Para financiar todo esto el gobierno nacional, a través del reciente decreto 678, acaba de entregarle a los alcaldes y gobernadores la facultad plena, hasta el 31 de diciembre, para “…reorientar las rentas de destinación específica y realizar las operaciones presupuestales a que haya lugar para efectos de atender la ejecución de los recursos que…sean necesarios para atender la Emergencia”. Así mismo “…podrán contratar créditos de tesorería durante las vigencias fiscales 2020 y 2021, que se destinarán exclusivamente a atender insuficiencia de caja de carácter temporal tanto en gastos de funcionamiento como de inversión…”. Igualmente, les otorgó unos descuentos y plazos excepcionales para recuperar la cartera. De otra parte, les acaba de ampliar hasta el 15 de junio el plazo para la entrega de los respectivos planes de desarrollo, justamente para incluir lo necesario para la emergencia que se avecina.

Por su lado, las empresas grandes durante estos meses deberán sacrificar una porción de las utilidades que han obtenido durante tantos años, para mantener los empleos y contribuir con las ayudas. A la larga, de lo que se trata es de rescatar a sus habituales consumidores y usuarios.

Victor Herrera Michel

Victor Herrera Michel

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