Gobernador Verano: ¿Usted tiene el Síndrome de Hubris?

15 de junio de 2025Isabella Pulgar Mota Opinión

Por: Isabella Pulgar

Llevaba varias semanas haciéndome la pregunta de ¿qué es lo que tiene Verano? Una pregunta que no surgió de la nada sino de la frustración de ver una Gran Vía convertida en una trocha llena de tierra, abandonada y sin señales claras de reactivación.

Surgió de ver plazas, parques y canchas anunciadas con bombos y platillos, que hoy no son más que solares descuidados y focos de inseguridad.

De ver el Proyecto Salinas del Rey, que nos vendieron como la vitrina turística del Caribe, plagado de retrasos y todavía inconcluso.

Surgió de observar cómo, mientras el número de homicidios y extorsiones se dispara en el Atlántico, el gobernador insiste en decir que los resultados en seguridad son “imbatibles”.

De ver que el gobernador iba por un camino, y el departamento por otro totalmente diferente.

Pero, sobre todo, surgió de un diálogo genuino con los barranquilleros y los atlanticenses que reclaman un gobernador más presente, que los escuche y les resuelva de verdad las problemáticas que padecen.

Y entonces uno se pregunta… ¿por qué tanta desconexión? ¿Por qué tanta soberbia? ¿Por qué no escucha?

Y fue entonces cuando comencé a leer, observar, consultar e indagar. En medio de tal indagación, decidí investigar acerca de la adicción al poder; y fue allí cuando encontré una posible respuesta a lo que tiene Verano; el “Síndrome de Hubris”.

Este síndrome, estudiado por el médico británico David Owen y el psiquiatra Jonathan Davidson, es una condición psicológica que puede desarrollarse en personas que han ejercido el poder durante largos periodos.

Cabe anotar que no es una condición que tenga que ver con la edad o la vejez de una persona. Se constituye más como una adicción al poder que transforma el juicio, nubla la empatía y deforma la realidad.

Los síntomas incluyen:

• Desprecio por los consejos o las críticas,
• Pérdida de contacto con la realidad,
• Acciones impulsivas motivadas por el ego,
• Necesidad de autoglorificación,
• Convicción de que nadie puede reemplazarlos.

Y fue así como una pregunta me llevó a la otra; gobernador: ¿usted padece el Síndrome de Hubris?

Yo no soy médico. No emito diagnósticos clínicos. Pero sí soy diputada. Y como servidora pública tengo la responsabilidad de hacer preguntas que velen por el interés general. Y cuando esas preguntas surgen de patrones de comportamiento reiterados que afectan a todo un departamento, ignorarlas sería una irresponsabilidad.

El Atlántico no necesita un gobernante infalible, ni que sea crea el “gobernator” como Arnold Schwarzenegger. Necesita un líder lúcido y con los pies en la tierra. Un líder que escuche, que reconozca sus errores, que entienda que el poder no es eterno ni absoluto.

Gobernador yo no sé si usted tenga o no tenga el Síndrome de Hubris, pero si los síntomas coinciden, considero responsable que al menos usted mismo sean quien se haga la pregunta.

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