En la empresa del fútbol también hay una relación comercial: Empresarios-usuarios

Por Ulises Redondo C.

Cuando los aficionados, los periodistas, directivos, futbolistas y técnicos, entiendan en toda su dimensión que el fútbol profesional es una industria sin chimenea, en términos de una objetividad general y una empresa comercial, en términos de unos objetivos específicos, que genera un producto intangible, es decir, un servicio de diversión, ese día se avanzará con mayor fortaleza.

El fútbol, en términos comerciales lo preside y organiza la Dimayor. Ese producto se vende en los estadios y se promociona a través de los medios 

masivos de comunicación tradicional: radio, prensa y televisión. Televisión, en Colombia, a través del canal deportivo Win (-).

Cuando los aficionados compran una boleta para ir al estadio, están adquiriendo un producto de diversión que es el fútbol. Ocurre igual cuando pagan una suscripción a un canal deportivo de televisión, en este caso Win (-) para convertirse en usuarios de ese servicio o producto intangible.

Haciendo el parangón con otros productos o servicios de diversión, podemos argumentar que cuando los aficionados al cine o cinófilos compran una boleta para ir a una sala de cine lo hacen porque van a exhibir una buena cinta cinematográfica. Asimismo, cuando los aficionados al espectáculo circense compran un tiquete, es porque en la gran carpa se proyecta un gran espectáculo. Esos aficionados al cine y al circo no lo hacen porque son amigos o socios del dueño de la sala de cine ni lo son del dueño del circo.

Ahora bien, cuando los aficionados al fútbol compran una boleta para ir al estadio o pagan una suscripción a un canal de televisión deportivo, pagan un precio para ver un juego. Para mi planteamiento recurro a una verdad de perogrullo: para que haya un partido de fútbol, se necesitan dos equipos, entonces, un aficionado no compra una boleta para ver al Junior, únicamente, ni al Nacional solamente, ni al América específicamente, ni a Millonarios exclusivamente. En la boleta misma dice: Junior vs Millonarios, para poner un ejemplo. 

 Ínterin, para ver todo el torneo profesional los aficionados necesitan imperativamente que la Dimayor lo organice con más de un equipo, 20 o 19 en nuestro caso. Porque reitero, ningún equipo juega solo él. Si así fuera, tendríamos que comprar un torneo para ver jugar a Junior contra Junior, por poner un ejemplo.

Entonces, en este negocio del servicio del entretenimiento llamado fútbol profesional, existe una relación comercial o contrato entre la empresa y el usuario. Mientras tanto, el periodismo funge como mediador de este binomio comercial para promocionar el espectáculo y para defender al usuario cuando este se convierta en un mal producto.

El fútbol profesional es una empresa privada y los clubes en Colombia, también. 

Quien escribe nunca ha visto a los dueños de un club profesional del fútbol solicitarle a los aficionados que los aconsejen, que les sugieran cuáles jugadores y técnicos deben contratar. No lo hacen, porque es un negocio privado y tienen todo el derecho de hacer las inversiones que ellos crean son las más convenientes para las finanzas del club. Lo único que pueden exigir los aficionados es un buen espectáculo.

¿Qué debería hacer la empresa del fútbol llamada Dimayor? Tiene que exigirle a sus socios que son los clubes, a los jugadores, directores técnicos y árbitros que mejoren el producto, que sean honestos, que no haya trampas ni artimañas, que den lo mejor de lo mejor. Y si las exigencias no 

bastan, entonces sancionar drásticamente. Si el producto es de calidad, no es necesario recurrir a la publicidad engañosa.

No conozco la historia de ninguna empresa que se haya constituido para perder dinero. Pero podría pasar con el fútbol profesional colombiano si no mejoran el producto. Veo a muchos aficionados aburridos con esta puesta en escena actual. Veo a muchos jóvenes que están prefiriendo observar las ligas de Europa y torneos como la Champions League y  Europa League.