La Gran Vía, una autopista de promesas incumplidas
31 de marzo de 2025Isabella Pulgar Mota OpiniónWarning: Undefined array key 1 in /home/lametron/public_html/wp-includes/media.php on line 71

Por: Isabella Pulgar Mota
La frustración por las promesas incumplidas de los gobernadores Elsa Noguera y Eduardo Verano es, por numerosas razones, un sentimiento que ya es demasiado doloroso para la paciencia y el bolsillo de los atlanticenses. La Gran Vía, anunciada como la “autopista de ensueño” que por la carrera 51B comunicaría a Barranquilla con Puerto Colombia, hoy en una obra prácticamente detenida en la que los contratistas ubican a unos pocos obreros a caminar de un lado para el otro para que no sea tan evidente la parálisis.
En la Gran Vía, como en el Mercado de la Sazón y las Artesanías, la construcción de los Centros de Vida para los adultos mayores, las plazas y parques a medio construir y muchas otras obras en las que se han invertido millonarios recursos y están “durmiendo el sueño de los justos”, el nombre de la Empresa de Desarrollo Urbano y del Caribe -Edubar SA- vuelve a aparecer como la entidad que escogió y adjudicó, demostrando un fracaso total en la misión de sacar adelante proyectos para los que, según la gobernación del Atlántico, iban a ser más expeditos y eficientes gracias a su experiencia.
Dividida en 2 unidades funcionales, la primera desde la Avenida Circunvalar hasta el Club Campestre y la segunda desde ahí hasta la Universidad del Atlántico, en la Gran Vía, como lo anunció la exgobernadora Elsa Noguera, se han invertido dineros públicos por valor superior a los $200 mil millones provenientes de recursos propios y del orden nacional. La plata se ve, pero en maquinaria pesada apagada, grandes huecos que dejó la remoción del terreno y muy pocos trabajadores.
El primer tramo fue inaugurado por el gobernador Eduardo Verano el pasado diciembre con un atraso de más de un año y faltándole algunos detalles como bordillos sin terminar y zonas peatonales inacabadas. El segundo sector, que debía estar al servicio el pasado septiembre de 2024, hay un montón de tramos a medio hacer, los que no solamente causan serios traumas a la movilidad, sino que además provocan millonarias pérdidas a los negocios aledaños, porque, quien va a querer ir para transitar en medio de semejante camino polvoriento.
Esta vía entre Barranquilla y Puerto Colombia, que en su momento nos dijeron iba a mejorar la conectividad, incrementar la competitividad y dinamizaría aún más el turismo del departamento, hasta el momento lo único que muestra es falta de planificación, improvisación y despilfarro de los recursos. Se ven muy lejanos los 3,55 kilómetros de doble calzada, con ciclo ruta, zonas y puentes peatonales, glorietas, iluminación led, obras de urbanismo y redes eléctricas subterráneas.
Lo más preocupantes es que, como está ocurriendo con muchas de las contrataciones de la gobernación del Atlántico, en el portal de contratación pública -Secop- no hay información actualizada. Nadie da información ni explicaciones sobre el porcentaje de avance de las obras, quién debe asumir las responsabilidades por los cuantiosos perjuicios a los propietarios de los inmuebles aledaños y lo más importante, acaso hay fecha de terminación.
Hoy, a punto de comenzar el cuarto mes de 2025, la Gran Vía es simplemente una autopista de promesas incumplidas por la que están corriendo a gran velocidad las falsas palabras de Elsa Noguera y Eduardo Verano.