El rol de la familia en el cuidado del adulto mayor
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) se considera adulto mayor a cualquier persona de 60 años o más. Debido al transcurso del tiempo y los problemas naturales que conlleva el envejecimiento, la pérdida de capacidades sensoriales, motoras y de distintos indoles se van incrementando, generando algún grado de dependencia que requiere del apoyo de un tercero, por lo que se hace indispensable reconocer la diferencia que existe entre la labor del cuidador y un auxiliar de enfermería.
Según el Ministerio de Salud y Protección Social amparándose en la Sentencia T-096 de 2016 de la Corte Constitucional, la figura del cuidador es de carácter asistencial y no está directamente relacionado con la garantía de la salud. De esta manera, el cuidado y atención de las personas que no pueden valerse por sí mismas radica en cabeza de los parientes o familiares que viven con ella, pues es la familia quien debe solidarizarse y brindar la atención y cuidado que necesita el pariente en situación de indefensión.
Por otro lado, el auxiliar de enfermería será ordenado si la persona sufre una enfermedad grave, sea congénita, accidental o como consecuencia de su avanzada edad (deterioro); depende totalmente de un tercero para movilizarse, alimentarse y realizar sus necesidades fisiológicas, y adicionalmente, no cuenta con la capacidad económica, ni su familia, para sufragar el costo del servicio requerido y solicitado a la EPS.
En este contexto, Anays de la Rosa Navarro, médico especialista en NUEVA EPS resalta la responsabilidad inicial que le asiste al familiar o pariente más cercano al adulto mayor pues es la persona “encargada de sus necesidades específicas y debe proporcionar apoyo, atención y ayuda adaptativa, es decir, que no aumente el sentimiento de inutilidad de las personas mayores ni la sensación de dependencia”
