Nuestros ‘falsos positivos’

19 de junio de 2019Victor Herrera Michel

Por: Victor Herrera / @vherreram

Una de las perversiones que ha ocasionado lo que se ha conocido como “Falsos Positivos” – actuaciones de dudosa legalidad de agentes del Estado reportando casos positivos en procura de premios y prebendas – es que de alguna manera se han extendido a otras esferas de la vida cotidiana.
En efecto, nos hemos acostumbrado a ver a agentes de policía de tránsito improvisando “retenes” (?) en cualquier sitio de la ciudad y a cualquier hora del día o de la noche para, por cualquier motivo intrascendente, insignificante o ridículo, colocar un comparendo y así ganar permisos y beneficios prometidos por su comandancia. Es ya proverbial verlos en nuestras calles hostigando hasta no más a los conductores de todo tipo de vehículos y especialmente a los motociclistas (en lo que se conoce como “platilleo”). Estos últimos prefieren dejar perder sus motos ante la acumulación de las onerosas sanciones de que son objeto. Otros se dedican a tomar fotos (desde carritos caza infractores que no están permitidos según la resolución # 718 del 2018 de Min-transporte) de vehículos aparentemente mal parqueados en supuestos sitios prohibidos (sin señal alguna) generando los comparendos que llegan a las casas y que son casi inapelables o a esperar agazapados debajo de los puentes o en algunas esquinas para tender “trampas” a los conductores. Son de otra clase, pero al final son “Falsos Positivos”.

Llama la atención que, por alguna rara casualidad, estas “batidas” generales ocurren en los momentos cercanos a las quincenas y sobre todo hacia el pago de las primas de medio año y navidad.

No podemos asegurar con certeza que la Secretaria de Movilidad – ahora llamada eufemísticamente “..de Tránsito y Seguridad Vial..” que parece ser muy eficiente en los recaudos por multas y comparendos y en el manejo de la frondosa nómina de orientadores – participa en este tipo de “trampas” por acción o por omisión al no tener la señalización adecuada en muchísimas vías de la ciudad. Lo cierto es que esta situación genera una parte muy importante de sus ingresos que año tras año han venido creciendo de manera exponencial en el presupuesto de la entidad.

La actitud de no señalizar es muy contraria al espíritu de la misma resolución de Min-transporte que regula, por ejemplo, la detección electrónica y que ordena establecer avisos visibles con 500 metros de antelación a la cámara para dar aviso al conductor del mismo. Es decir hay un sentido de la prevención y recordación a tiempo antes de que el conductor cometa la infracción.

Y en eso debemos insistir. La ciudad debe ser leída por el ciudadano. La ciudad tiene que hablar y educar y eso, en el caso de la movilidad, lo hace de una manera directa y eficaz: Las señales de tránsito.

Muchos funcionarios suelen creer erróneamente que las personas nacen con un Chip incorporado con la información o se deben enterar por un simple comunicado de prensa o lo deben suponer por aquello del sentido común (que es el menos común de los sentidos) de cómo es la ciudad y como debe ser su comportamiento ciudadano. No, la ciudad debe educar y lo hace de múltiples formas: con la actitud de sus gobernantes, con el ejemplo de sus empresarios, con las manifestaciones de sus personajes, con el lenguaje de los medios de comunicación, en los colegios formales a través de sus educadores y mediante avisos y señales, entre otros. Como dice el reconocido escritor y pedagogo cubano José Martí: “..La ciudad es culpable si toda ella no es una escuela….”.

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