¡Se acaba El Centro!

6 de julio de 2019Victor Herrera Michel

Por: Victor Herrera / @vherreram

El cierre, por segunda ocasión, del emblemático y tradicional teatro Rex, ésta vez como restaurante, es la fiel muestra de toda una problemática que se ha venido dando durante los últimos años y que poco a poco ha ido acabando con el dinamismo de El Centro de la ciudad.

Recordemos que el Teatro Rex –patrimonio arquitectónico de Barranquilla, como  símbolo de la corriente Art Deco que en los años 30 del siglo pasado se desarrolló en la ciudad– fue cerrado como sala de cine en el 2008 (ya otros, como el legendario teatro Colombia y los Cines Royal, habían corrido igual suerte) y rescatado como restaurante hace 5 años, con una inversión privada cercana a los $1.800 millones que contó con la asesoría del maestro José Nieto Ibáñez, el principal historiador sobre el desarrollo del cine en Barranquilla.

También recordemos que hace unos años hubo una ola de inversionistas muy poderosos que tenían el afán de recuperar los centros históricos de las principales ciudades de varios países latinoamericanos. Esa ola solo rozó a Barranquilla. De hecho varios empresarios de origen antioqueño lograron rescatar y restaurar edificios tradicionales de los alrededores del Paseo de Bolívar. Pero hoy, por el contrario, pareciera que existiera una conspiración para acabar con el Centro de la ciudad.

En contraste, cerca de allí se desarrollan las 250 hectáreas de mayor proyección urbanística presente y futura de la ciudad y que bordea el Rio Magdalena desde el sector de La Loma hasta el centro de ferias y convenciones Puerta de Oro. También muy cerca se despliega el nuevo distrito turístico y cultural que cobija a Montecristo, Barlovento y el Barrio Abajo, donde además fueron canalizados los caudalosos arroyos de La María y La Felicidad. En otros sectores el progreso de refleja en mega-proyectos de apartamentos y oficinas, modernos escenarios deportivos, monumentales centros comerciales y muchos otros pequeños.

Da la impresión de que el Centro se hubiera quedado detenido (estancado?) en el tiempo. Basta solo mirar el deprimente sector donde funciona la Alcaldía Distrital o el del Concejo y la Personería. O el vetusto edificio de Fedecafé donde, paradójicamente, atiende Edubar, la Empresa de Desarrollo Urbano. La cereza del pastel es la nueva “calle” 33 –en el cruce con la carrerra 43 (20 de Julio)– totalmente ocupada por unas mini estaciones eléctricas que afean el sector e impiden el paso y ponen en peligro la vida de los transeúntes.

Para rematar, un estudio reciente de la Lonja de Propiedad Horizontal denunció que el 90% de las edificaciones en toda Barranquilla no cumplen con la norma que permite el acceso de unas 30 mil personas que se han identificado con alguna discapacidad en la ciudad. En el Centro es aún peor.

No menos importante, sobre todo para la actividad comercial y laboral, es el hecho de que es en el Centro donde mayor número de apagones de energía se dan de manera sorpresiva durante el año. 

Parece que todo conspirara contra el centro. A la imposibilidad de parqueo en sus calles –por la ordinariez mental y la falta de creatividad de las autoridades de movilidad cuya finalidad es colocar comparendos– se suma el atraso injustificable de obras de urgente ejecución: el plan de peatonalización, la reubicación de los vendedores estacionarios, la descongestión y limpieza de los caños, la recuperación de Barranquillita, la resocialización de los indigentes de la zona, la remodelación de los mercados públicos y la disposición de los residuos sólidos, entre otros.

Por favor, salvemos el Centro..!!

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